Las viejas maquetas (y III)

viejasmaquetas16No olvidaba las maquetas de carros en aquella España de filfa, que tenía por seña de identidad el Un, Dos, Tres, el programa de Íñigo, con su bigote de cagarruta, y la Carrá, descarada y cantando con esa boca de garage que Jehová le dio, mientras en el resto del mundo se veía por el Este a una panda de viejos achacosos y trasnochados asomados a los restos de Lenin para ver desfilar los cohetes con los que nos pulverizarían en cuestión de minutos, y por el Oeste a un pelanas multimillonario de sonrisa de cacahuete, al que al menos los norteamericanos cambiaban cada cierto tiempo para poner a otro que tal. Al último presidente le cambiaron el color, y el resultado ha sido el mismo, se conoce que la solución no va a estar en el tono de la piel. Quizás tenga que ver con el grosor, así que acaban de elegir a uno más gordo, a ver si… En aquel mundo ido, Matchbox lanzó una colección de carros a 1/76 que incluían una base con la que montar una escena. Este Puma llevaba un trozo de calle con su acerado y farola, y tres figuras. Recuerdo el molde de gran calidad para la época y escala. Se montaba muy bien. La única pega era que, una vez terminada la torre, era imposible introducir el comandante sin cirugía. Me dio pena y lo puse en plena calle dirigiendo el fuego de su vehículo a pecho descubierto.

viejasmaquetas17Quizá fuese esta la primera maqueta que pinté con Humbrol,  a pincel claro. Desconocía qué cosa era un aerógrafo ni nada parecido. Este Stuart quedaba muy cuco medio hundido en el camino arenoso del desierto con su infante por delante en posición de avance y su carrista que sí se podía meter en la torreta. Como no tenía mucho dinero para pinturas, me hube de aviar con un color desierto, ya que los otros tres botes que pude adquirir fueron para pintar aviones alemanes. Los tales botes debieron proceder de la fenecida  Hobby Sur en su primera época.

viejasmaquetas27Este H.M.S. Campbeltown me suscita muchas dudas. No consigo adivinar si lo llegué a comprar, montar y olvidar todo del tirón, o si realmente no llegué a comprarlo y estaba siempre allí, en aquel estante de El Corte Inglés de la Plaza del Duque, mirando con cara de perrillo faldero. Lo cierto es que era una chusta tan mala, que hasta a Airfix le ha dado regomello volverlo a fabricar desde entonces. No hay que dejarse engañar por sus cuatro airosas chimeneas, es una bacalá como una catedral.

viejasmaquetas18En algunos de aquellos veranos, entre destructor y submarino, debí lograr los fondos necesarios para hacerme con estos dos acorazados para mi flota japonesa. No fueron ni simultáneos ni consecutivos y tampoco recuerdo quién me «financió» el Hyuga, pero el Haruna sí que lo compré yo con los ahorros de cumpleaños y Navidades. Este fue el primero que hice, quedando como unos zorros, el hidro biplano con las alas desparejas semejando una libélula matada a cañazos. El Hyuga pre configuración híbrida salió mejor, sin ser ninguna maravilla.

viejasmaquetas19Mi intuición me engañó al pensar que el Colbert que ví en Alfonso quedaría más chulo que los enanos japoneses que había hecho hasta la fecha. Además era más grande (1/400) y comparativamente resultaba más barato. Gran error. Era una chusta con rebabas, simplona y no había manera de que los cañones quedasen airosos apuntando al cielo. El Jorge V lo compré ya en Sevilla en otra ocasión posterior. No recuerdo a ciencia cierta si fue el de Heller con caja distinta a la que he encontrado, pues esta azul debe ser de los años 80, o el de Airfix. A lo mejor fue este último porque no tenía nada que ver con el Colbert. Era mejor maqueta y quedó muy aparente. Por aquel entonces discutía con mi amigo Emilio si un acorazado era mejor que un portaaviones. Yo no tenía duda que los cañones de mi Jorge V destrozarían cualquier portaaviones que asomase la nariz por el horizonte. Qué iluso.

viejasmaquetas20El barco más grande que hice por entonces fue esta PT-109 de Revell 1/72, que no recuerdo exactamente como en esta caja. Debía tener otra. Una maqueta que hoy no pasa de normalita rasante, e incluso trasnochada, y  que entonces quedaba la mar de bien (valga el juego de palabras). Aunque había visto la película que hicieron sobre esta lancha con el futuro presidente Kennedy a los mandos, no la compré por el buscafaldas del personaje, sino porque me gustó eso de que hubiese estado en el Pacífico en liza contra mis queridos destructores japoneses. La maqueta acabó mal sus días: mi hermana le rompió los cañones de las ametralladoras en represalia por haberle dacapitado su Nancy. La muñeca tuvo arreglo y la maqueta menos. Quizá fuese la última que no pinté, o casi.

viejasmaquetas26El bicharraco de Tamiya no sé cómo vino de la tienda de Alfonso un verano. Me extraña que lo comprase yo porque las Tamiyas valían sus buenos pelucones (más bien habría que escribir calvorotas, porque en las monedas figuraba Franco, que no destacaba por su melena leonina). Tenía las cadenas de buena goma y llevaba motor. Qué bien rodaba por las losas del suelo, e incluso subía por encima de lápices, gomas y tijeras. No recuerdo que tuviese figuras, pero quizás las tenía y creo que una de las opciones de pintura era para un carro en la Checoeslovaquia de 1968 y otra era un carro polaco, con el águila en la torre. Me hacía gracia la tripulación de la caja, que parecían enfurruñados, peleados porque les gustaba la misma novia. Cosas de la mili. Mi primo Francisco sí que se marcó un Tamiyazo con el M-60 americano que han reeditado hace poco. Le salió muy bien, y eso que no se molestó en pintarlo.

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Tres de Matchbox que terminé pintando a pincel con Humbrol. Usé con ellas los pocos botes de que disponía. Quizás la primera fue el Heinkel 111, que me recordaba un boli de aquellos gordos con varios colores que usaba en el colegio, por lo que creía que el auténtico mote de lápiz volador se lo habían puesto a este y no al Dornier 17. Era un lápiz, no un boli, so memo. Luego creo que vino el Heinkel 115, tan feorro y chulo a la vez. Y el último fue el Dornier G-1 que era sencillamente precioso. Siempre me gustaron los hidros. Con estos aprendí lo poco que pude saber de pintar a pincel y colocar (medio bien) las calcas.

viejasmaquetas22Y con este de Revell, sencillote donde los hubiera, aprendí a transformar aviones de manera rudimentaria. Lo compré porque quise hacer uno de la Guerra Civil, ya que por entonces leía unos libros de una enciclopedia sobre el tema que me prestaba un amigo. En ellos venían una láminas muy bonitas con aviones de los dos bandos, y el que quedaba más a mano fue este I-16. Le pinté la cola con los colores republicanos, aunque no sé de dónde vino el Popeye del fuselaje. A lo mejor estaba en las calcas de la maqueta. Jamás he vuelto a estar tan interesado por los aviones de aquella guerra ni en general por los españoles. No sé a ciencia cierta el motivo.

viejasmaquetas25Enterado por los mismos libros mencionados que también estuvo por estos andurriales el Potez 540, intenté hacerme con uno. Finalmente me conformé con el horroroso Amiot de Heller. Era lo mismo, pero no era igual. No tuvo el dudoso honor de ser pintado. Tampoco lo tuvo el Breguet que le siguió y que, obviamente, no tuvo nada que ver con la Guerra Civil ni gaitas.

viejasmaquetas23Si el I-16 debió de ser último o de los últimos aviones que hice entonces, con el PAK 40 de Tamiya hice mi primera escena. Lo pinté con sus figuras y lo puse sobre un resto de madera procedente de un mueble de cocina,  con una casa medio derrumbada y quemada realizada con cartón endurecido a la cola y algunas maderitas para simular las vigas caídas. Quedó chulo asomando por el enorme boquete que le había dejado a la casa. El suelo lo simulé con serrín de la carpintería del Pájaro Carpintero. No es broma, era su mote. Qué chulas eran las maquetas de Tamiya. Ya hubiese querido montar aquel Tiger, o mejor, un Kubelwagen o un T-34/85.

Mis recuerdos se borran después de esta maqueta. Ya digo que a lo mejor la última de entonces fue otra, pero a estas alturas qué más da. Aquello pasó y también esto pasará. Lo que vino luego fueron los últimos años de colegio y los primeros de instituto, la desaparición de la democracia orgánica y el advenimiento de la democracia sin órganos, de catetos europeos pasamos a catetos internacionales, de los profesores autoritarios con gafas de culovaso y bigotitos años 40 que daban hostias sin más justificación y porque sí,  a los progres coleguitas de sus alumnos que entraban en clase con El País debajo del brazo y gafapastas en las napias (las profes, además, olían a pachulí, qué chuli y blandiblú). De fumar cigarrillos escondidos en los servicios a fumar porros en los parques. De Su Excelencia el Generalísimo a Ciudadano Juan Carlos. De Santo Domingo Savio (Antes morir que pecar) a Under Pressure de Bowie y Queen (Insanity laughs, under pressure we’re cracking). Del misal a los condones. De las camisas azules a las coletas rojas. La vida sí que es un porro. Un porro tremendo. A lo peor es el motivo por el que no hay vida en el Universo, que sepamos. Alguien o algo la puso a rodar sobre esta ínfima mota de polvo que navega por el espacio y nos dejó tirados cual colilla, a solas con nuestras pequeñeces y contradicciones.

Se me ha ido la mano al final de esta serie, será que es el último día de los trescientos y pico de rigor. Albricias, este año sí que acabo algo, aunque sean maquetas ya terminadas.♦

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4 comentarios

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4 Respuestas a “Las viejas maquetas (y III)

  1. Mario Gabás Ruiz

    Yo el puma lo hice el mismo que sale en la foto,y el pak 40 también,siempore me encataron esos box art de tamiya,motivaban un monton!!!je je je je
    Y desconocia que Tamiya hubiera sacado un T-10,que aunque en la caja lo pone como Stalin III no tiene nada que ver!

    • Pues sí que motivaban, sí. El T-10 entonces era un maquetón; hoy no le llega a la suela del zapato a lo que saca Takom y otros.

  2. La de pagas que me dejé en los hidros de Matchbox, el Dornier me costó 6 semanas de paga, el heinkel 4 (ya como revell) y sobre todo en el (ya no era un hidro) el Pb4y que me costó 6 semanas de paga y el extra que me dieron por mi cumpleaños
    De aquella si que no acumulabamos, salvo los vacuformes que compraba en un quiosco, ahora nos quejamos de vicio de chustas

    • Aquello sí que era hacer maquetas céntimo a céntimo, esperando el momento de juntarlo todo para ir a por ellas. Yo vacuformes no quiero, vade retro.